jueves, 29 de diciembre de 2011

leonard cohen, el juego favorito

Así como la niebla no deja huella
en la colina verde oscuro
mi cuerpo no deja huella
en el tuyo, y nunca lo hará.

Cuando viento y cellisca se encuentran
¿qué queda por conservar?
Así, tú y yo nos encontramos,
después, nos damos la espalda y caemos dormidos.

Como tantas noches resisten
sin luna ni estrella alguna,
resistiremos nosotros
cuando uno de los dos se haya ido lejos.

**
bajo mis manos
tus pequeños pechos
son los vientres, vueltos hacia arriba
de golondrinas caídas que respiran

**
Donde quiera que te muevas
oigo el sonido de alas que se cierran
de alas que caen.

Perdí el habla
porque caíste junto a mí
porque tus pestañas
son los espinazos de diminutos animales frágiles.

**

-¿cómo crees que sea ahogarse, krantz?
-dicen que te desmayas después de aspirar una cantidad bastante pequeña de agua
-¿cuánta, krantz?
-dicen que te puedes ahogar en una bañera
-en un vaso de agua, krantz
-en un trapo mojado, breavman

**

Bueno ¿y qué hacía pensando en sus labios? ¿Y qué hacía sentada en esa silla, sentada con tanta quietud para él? Tendría que estar en su apartamento, pensando, considerando su futuro, aprendiendo un idioma, viendo qué hacer de su vida o lo que fuere que haga la gente que vive sola cuando regresa a la noche.

**

Nunca se describía como poeta ni a su obra como poesía. El hecho de que las líneas no lleguen al borde de la página no lo garantiza. La poesía es un veredicto, no una ocupación. Detestaba discutir sobre técnicas de versificación. El poema es una cosa sucia, sangrienta, quemante, que, antes que nada, debe ser agarrada con las manos desnudas.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

me meo porque lo amo.

Flor dijo...

gracias por prestarlo :) ahora lo amo también